El viejo surtidor de la estación de tren, presidirá el centro de la rotonda del palomar.

Parece que el viejo surtidor de agua que lleva toda la vida majestuoso y firme en la abandonada estación ferroviaria de logrosán, tendrá por fin una utilidad, aunque sólo sea estética.

A pesar de que nunca sirvió de nada, ha permanecido casi un siglo siendo testigo mudo, herrumbroso e imponente de ese monumento al despilfarro, la inutilidad y la desidia que es la Estación de Logrosán.

Nunca surtió de nada a ninguna locomotora. Apenas conoció a alguno de  aquellos viejos cacharros de hierro que podrían haber cambiado la historia de la villa y hoy, cuando nadie le auguraba otro futuro que la chatarra, se convierte en guardián y vigía permanente de nuestro principal cruce de caminos. ¡La vida da tantas vueltas!
También un viejo cabestrante de la mina del Serranillo nos recordará nuestro pasado minero.

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