El geógrafo griego Estrabón, hacia el año 18 de nuestra Era (siglo I d.C.), en su libro llamado Geographika nos cuenta:
“El Ana (Guadiana) es también navegable, su orilla septentrional está bordeada por montes metalíferos que se extienden hasta el Tágos (Tajo)”. Esta descripción concuerda con nuestras sierras, y añade: “Las comarcas donde hay metales son por naturaleza agrestes y estériles…”, refiriéndose al carácter salvaje de éstas en la antigüedad.
Alfonso XI, Rey de Castilla y León, (1311 – 1350):
«El Monte de sobre Sancta María de Guadalupe es buen monte de osos en verano…»
«Garganta Lóbrega, que es sobre el Colmenar de Navalvillar es buen monte de osos en ivierno…»
«La ladera de Ibor es buen monte de osos en ivierno…»
«El valle de Vieja es buen monte de osos en ivierno…»
«El encinar de Halía es buen monte de puerco en ivierno…»
”La Raña de sobre Valdepalacios es buen monte de puercos en ivierno pero en verano hay poca agua” …
Isabel la Católica, Reina de Castilla, (1451 – 1504):
“Este bello lugar es mi paraíso…”
- Luis de Góngora y Argote, (1561-1627):
“Compitiendo con los cielos
las Sierras de Guadalupe,
esmeraldas son sus valles,
plata y aljófar sus cumbres.
Lloraba perlas la aurora
sobre violetas azules,
encubriendo las estrellas,
y desterrando las nubes…
La nieve desciende al valle,
la estéril tierra produce
mil yerbas que la enternecen,
mil flores que la dibujen.
No hay planta que no se alegre
ni pájaro que no lo anuncie
el nuevo sol que amanece
aunque el cielo se turbe…
Enamorando los cielos,
¡Sierras venturosas de Guadalupe!”

- Miguel de Cervantes y Saavedra, (1547-1616):
Romero de Guadalupe en 1580, al salir de su cautiverio en Argel, desde Sevilla se dirige a Guadalupe:
“En una de las dos entradas que guían al valle que forman y cierran las altísimas Sierras de Guadalupe…”
- Félix Lope de Vega y Carpio, (1562-1635):
“Por términos de la morena sierra, están dos montes mirando hacia la banda de Andalucía, que, como dos muros fortísimos, ciñen la villa y monasterio de Guadalupe, fundados en la profundidad de un valle con tanta amenidad de fuentes, que por las peñas se descuelgan a su centro flores, árboles y caza, que parece que la naturaleza sabedora del futuro suceso, desde el principal del mundo edificaba aquel palacio a la princesa del cielo…”
- Miguel de Unamuno, (1864-1936):
“Hermosísimo es, sin duda, cuanto el arte humano puede aún ofrecernos en Guadalupe, mas es más hermoso aún lo que allí la Naturaleza nos ofrece…”
“De todas partes afluía paz de vida, y allí, en aquel repliegue que hacen las montañas, al pié de las enhiestas y desnudas Villuercas, en aquel espeso castañar, ahora candela, ¡qué bien se descansará, luego de haber merecido el descanso por una vida de combates, esperando a una muerte dulce y natural en el seno de la Naturaleza!”.

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