LOGROSÁN AL DÍA

Miguel Martín, Es el último de los hombres que bajó a la mina Costanaza con el oficio de minero, al menos el último que vive.

Este fin de semana ha celebrado el cumpleaños con su familia y con el recuerdo de la mina de su juventud en forma de camiseta, cerca de su corazón. Los testimonios de Miguel nos han ayudado a conocer de primera mano cómo era la vida de un pueblo minero, de nuestro pueblo minero, en un tiempo en que la vida era casi tan dura dentro como fuera de la mina.

Se perdió una buena oportunidad de mostrar a Extremadura por qué hay que parar aquí.  

Ni la mina Costanaza (a la que en el programa llamaron «Constanza») ni el complejo minero, ni la iglesia, ni las excavaciones de la sierra, ni el museo, ni si quiera las vistas de la dehesa desde la ermita; ninguno de los atractivos en los que tanto esfuerzo se está invirtiendo, apareció en televisión.

El programa «X la tarde» (se emitió el pasado viernes a las 5:50 de la tarde), que realizó hasta tres conexiones en directo con Logrosán, apenas mostró el vestíbulo de entrada del pabellón polideportivo con el pretexto de la amenaza de lluvia que no se produjo.
Al menos sí se mostraron abundantes ejemplos del talento, la simpatía y la espontaneidad de muchos logrosanos.

Las lluvias de este fin de semana, a pesar de abundantes, no han producido inundaciones, aunque el invierno es largo.

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Están demasiado acostumbrados ya los vecinos de ciertas calles y barrios a que las lluvias torrenciales provoquen inundaciones que afectan al interior de las viviendas.  La obras de saneamiento que desde hace unos años van mejorando en cierta medida estas situaciones, no han resulto el problema del todo. Así quedó de manifiesto el pasado invierno cuando las lluvias persistentes volvieron a traer el temor del recuerdo de los regueros de las calles convertidos en ríos y entrando en algunas viviendas de la calle La Iglesia y otras.