Isabel Villa niega que el interventor alertase de las ilegalidades del parque de viviendas pese a reconocerlo en la sentencia

Enrique Ordiales

La exalcaldesa de Logrosán, Isabel Villa, niega a LAD que el secretario interventor del Ayuntamiento alertase de las irregularidades en la creación del parque público de viviendas, tal y como recoge la sentencia.

El juzgado asegura que “pese a ser informada verbalmente por el secretario interventor en funciones de aquella época de que no estaba cumpliendo con los requisitos legales (…) decidió continuar con la creación del parque público de viviendas”.

La entrevista con Isabel Villa tuvo lugar en Logorsán tras conocerse que la exalcaldesa había sido condenada a dos años de cárcel y a 13 de inhabilitación por prevaricación, malversación y negociaciones prohibidas.

“El secretario interventor de aquel momento, Jorge Mendo, lo que hizo fue no hacer los certificados. Yo le pregunto ‘Jorge, ¿qué pasa con esto?’ y me dice que tiene mucho trabajo y que quería verlo tranquilamente”, señala la exalcaldesa.

No obstante, en la sentencia se recoge como hecho probado que Mendo alertó a Villa de que el trámite estaba mal hecho. “Aunque de verdad me hubiera advertido, ya no podría haber hecho nada. Y si el nuevo alcalde considera que el trámite estaba mal hecho podría haber revertido todos los pagos y haber pedido las devoluciones a los propietarios”, relata. “Pero no  hace eso: continúa con el procedimiento y la secretaria interventoría que sustituye a Mendo (que estuvo solo mes y medio como interino) hace todos los certificados para firmar en la notaría”.

“Si el primer secretario dice que estaba mal… ¿por qué la segunda firma? ¿Por qué el alcalde firma todas las escrituras? No lo entiendo. Si había algo mal administrativamente se podría haber ido al contencioso-administrativo, no a lo penal para intentar meterme en la cárcel”.

LA SOCIEDAD ‘LOGROSVILLA’

La sentencia también asegura que Villa se aprovechó de su condición de alcaldesa de Logrosán “para lograr vender el inmueble propiedad de la empresa Logrosvilla”, una sociedad vinculada a la exregidora.

Preguntada por este asunto, Villa indica que “Logrosvilla es una empresa que creo yo, y nos surgió la oportunidad de comprar una vivienda grande para rehabilitar. Entonces, vendimos participaciones a otro matrimonio amigo nuestro, de manera que éramos cuatro personas en total los participantes de Logrosvilla (los dos matrimonios)”.

“Arreglamos las viviendas y la mayoría del capital la aporta el otro matrimonio, así que decidimos que ellos se queden con la parte rehabilitada, la de delante, y mi marido y yo con la de atrás”, prosigue. “Más adelante, en 2013, firmamos un contrato privado para hacer la división de la empresa y las tres viviendas que luego se venden al Ayuntamiento son de mi amigo David”.

“Sin embargo, no pudimos hacer el trámite de inscripción en el registro mercantil porque yo me quedaba con la parte de atrás y teníamos que segregarla para poderla vender”, señala.

“Es cierto que no se hace la escritura en notaría ni en el registro, pero esas tres viviendas no son mías. Y yo consigo, por circunstancias de David, que quería comprar una finca en Guadalupe, que venda las tres viviendas recién rehabilitadas al Ayuntamiento por 102.500 euros, menos de su valor de tasación”.

Preguntada por quién recibió ese dinero, la exalcaldesa asegura que “se ingresó directamente en la cuenta de David”. “Es cierto que la acusación particular, que es el Ayuntamiento, dice que luego sacó parte del dinero y me lo entregó, pero no fue así. Él tiene sus justificantes de que hizo transferencias porque estaba haciendo gestiones para comprar la finca en Guadalupe”.

CONFORMIDAD CON LA SENTENCIA

La sentencia que condena a Villa llegó tras un acuerdo entre la Fiscalía, la acusación particular y ella misma. “Realmente no estoy conforme. Yo iba preparada para defenderme y a demostrar que no había delito, pero en el proceso estaba inculpado también mi marido porque habíamos sido propietarios de Logrosvilla. Mi marido no está acostumbrado a estos temas ni a estos problemas, y me parecía muy cruel que por una decisión mía él se viera involucrado en esto”, reflexiona.

“Me hubiera gustado defenderme, pero tenía que sopesar más el interés familiar que mi propio interés y mi propio ego. Me considero inocente pero no he considerado oportuno defenderme”, concluye.

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