«Me’stá entrando la modorrera»; tamién llamada «la modorra»; «qué peo tengo»; «me’stoy queando sobao»; o «qué cuesco me’stá entrando» es un no sé qué que te entra después de comé, que casi que ni se pué explicá, y que te quea jecho polvo. Algo así como un cansancio inmenso que se apodera de tó el cuerpo; una necesidá de cerrar los ojos; un menester de tumbarse un rato que obliga a quienes lo padecemos, o mejor dicho, lo disfrutamos, a «echar una cabezá o dar un cabezazo»; es decir: «acoscarse en el sofá o empiltrarse en la cama». Para los más puristas con bica, orinal o escupidera, incluía.![]()
«Echarse un rato»; «quedarse sobao»; «recostarse un poquino»; «doblar la oreja»; «atostonarse o amuermarse un ratino»; o simplemente: «recostarse o arrecostarse» son algunas de las múltiples formas y maneras de referirnos a este algo tan español, tan nuestro, tan extremeño… Algo cuyos beneficios descubrieron hace poco tiempo “en el mundo desarrollado” y que los extremeños venimos desarrollando y conocíamos desde antaño, hace siglos, y continuamos hogaño llevándolo a efecto con toas y ca una, y hasta las últimas, de las consecuencias; sin importarnos onde ni aonde, o andiquiera que, estemos.
Tal vez, esta buena costumbre nació de la observación del comportamiento de los animales, que son sabios, los cuales; «en cuanto q’aprieta la caló», durante los meses de verano y primavera, buscan sombra; agachan la cabeza; se arrejuntan bajo cualquier encina, o árbol de la dehesa y esperan a que llegue la hora de la fresca.
Nusotros, en los meses de otoño e invierno, igualmente «nos quedamos traspuestos» cuando nos entra el calorcino del brasero por las pantorillas p’arriba y se nos apodera de tó nuestro cuerpo «la muerma».
Me’stá entrando la modorrera es un aviso, una alerta, una advertencia, para los convidaos «comensales» primerizos sentados a la mesa que sean forasteros o desconozcan nuestras costumbres. Entre nosotros no es necesario ni decirlo siquiera; con «me voy a echá un rato» ya está
tó dicho…, pero para los foráneos: parejas, novios, amigos, etc., de extremeños, invitados a comé, es un anuncio de lo que ocurrirá a continuación; que reza así: “cuando menos os deis cuenta; tos los nacíos en esta tierra habremos desaparecío, sin que os apercibáis de ello y sin recoger la mesa ni ná”.
Al rato, los sorprendidos primerizos preguntarán: -¿Dónde se han ido todos?
– A lo que los veteranos, entre risas, responderán: -Pues a dormir la siesta-.
Donde se ponga la siesta española, extremeña por tanto, que se quite el sueño americano.
Madrid, 29 de enero de 2019.
Pedro Moreno Parrina.
Todos los derechos reservados.
https://moreno-linares.com/escritos/relatos/me-sta-entrando-la-modorrera
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Nota: las fotos que aparecen en el escrito las he tomado de internet, desconozco si tienen derechos de autor.»

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