En memoria del logrosano invisible

Manuel Díaz en el otro lado.

Como a Luis Matacanes, San Pedro le dará el alto. Pero, a pesar de que habría razones para ello, a Manuel Díaz no le preguntará por el Apocalipsis.

Si yo fuera San Pedro, también le preguntaría por el Blanco y Negro.

Y le preguntaría porqué donde sale el color entra la nostalgia.

Porque hoy sube para quedarse (no le quedará más remedio al santo que dejarlo allí), el hombre que grabó en nuestras retinas un Logrosán y sus gentes en gama de grises. Los grises que su abuelo extrajo a los feriantes.

Pero antes de que le dé un paseo para elegir dónde se instala allí Foto Díaz, San Pedro se enterará de quien ha llegado, porque, nada más cruzar el puente, empezará a sonarle familiar ese: “súbeme un poquito la barbilla rico”.
“¿Para el carnet no quieres ninguna?”

Durante el paseo, antes de que Manuel elija sitio, seguro que otra vez es cerca de la Iglesia, el bimilenario santo sabrá que le acaba de llegar un alma de primera categoría, de las que han ganado su estancia allí desde el primer día y darle el mejor sitio para continuar allí con una de sus devociones.
Y por fin al llegar al local, el mismísimo San Pedro recibirá instrucciones del recién llegado: “Póngase entre la puerta y el escaparate y sonría por favor y no menee la cabeza que parece que está diciendo que no por cuarta vez”.
¿Para cuándo la necesita?

En ese momento, he despertado asustado por el ruido al caer de la lata de ColaCao que estaba en el sofá. Se ha abierto la tapa y las fotos que había dentro han quedado desparramadas sobre el suelo, ….., todas boca abajo, …., y todas llevaban un sello impreso: “Foto Díaz (El Cielo)”

JMGOL60

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