La constante pérdida de población que sufrimos desde el segundo tercio del pasado siglo continúa imparable. Si bien los últimos años viene siendo menos acusada, lo cierto es que Logrosán ha perdido 1/5 de su población en los últimos 10 años, y 2/3 en el último medio siglo.
La causa primera es económica (aunque la construcción de las Plantas Termosolares podría suponer un freno temporal a corto plazo a la despoblación). La ausencia de mercado laboral y la falta de perspectiva ha empujado a muchos de nuestros jóvenes a buscar su futuro en ciudades extremeñas y de fuera de la región que ofrecen mayores oportunidades.
Pero hay otras causas: la formación laboral y académica (cada vez más específica y especializada) llega hoy a la mayoría de la población que difícilmente encuentra posiblidades de trabajo aquí para su grado de cualificación, salvo excepciones.
También hay una razón cultural: aunque esta circunstancia se está invirtiendo, es cierto que durante años la vida urbana ha sido más atractiva para la juventud. Las ofertas culturales y de ocio han tenido mucho que ver en esto. Ha sido casi una cuestión de moda.
A esta pérdida de población en ciertos sectores de edad, se une la tendencia a regresar a la localidad de personas mayores, jubilados que hace años salieron de Logrosán huyendo de las escasas y precarias oportunidades de trabajo que aquí había.
Esta llegada de población de edad avanzada y la salida de población joven buscando trabajo, produce un envejecimiento de la población acusado que ha traído consigo un aumento de la demanda de servicios sociales (a lo que ha respondido sabiamente la asociación FEMAR) que seguirá aumentando en el futuro. De ahí la importancia de los servicios de ayuda a domicilio, servicios de acompañamiento y atención a personas mayores y otros.
Este envejecimiento forzoso y acelerado de la población trae consigo consecuencias de extraordinaria importancia como las que hemos apuntado y a las que la administración local y regional debe dar respuesta. Pero también impide el relevo generacional de la población logrosana. O sea, si la población en edad fértil emigra y los mayores jubilados regresan, se sumará a un aumento de la mortalidad, un acusado descenso de la natalidad. Nacen cada vez menos niños y la población de los próximos 20 ó 30 años se verá seriamente mermada no por efecto de la emigración, sino porque no habrá nacido la generación que debería ocupar ese espacio.
La solución pasa irremediablemente por la creación de trabajo estable y de calidad respetando un desarrollo sostenible, que se dice ahora.