SEIS MENOS CUATRO?

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Al cruzar el jardín de la plaza en diagonal encuentro al Parrina chico echando agua con un cubo al pilón. Su madre era seguro quien le llamaba a gritos. Las madres llaman a gritos a sus hijos por el nombre, pasados unos segundos por el nombre y primer apellido y al cabo otros tantos segundos nombre y dos apellidos. En cada repetición suben el tono y alargan la sílaba final. Era la madre, no hay duda.
Sobreponiéndome a la adversidad y haciéndome el mayor le digo: “¿Qué haces muchachino?, ¿Eres tú el que llena el pilón de agua?”.
Muy seco me contesta: “De agua no, de peces que traigo del Ginjal.”
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