Un amable vecino nos recuerda aquello de «una imagen vale más que mil palabras». Nos pide sugerir al Ayuntamiento la mejora de la vista del pueblo a su entrada oeste pues al parecer algunas farolas fundidas dejan en oscuro nuestro primer contacto nocturno con Logrosán.
Esta falta de luz evita que nos percatamos del estado viejo y oxidado de uno de los carteles primeros con que nos encontramos, al menos si llegamos al pueblo en horario nocturno.
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