Hijo de logrosanos, Leo Sánchez, lleva la esencia genética de aquí en sus venas y en sus sentidos. Vive en Los Ángeles, trabaja en animación 3D para el cine -ha trabajado en los estudios Disney de la ciudad californiana- y nos confiesa que algunos de los personajes que crea, están inspirados en sus recuerdos de Logrosán.
Nací en Barcelona hace 36 años. Mis padres, Manuel y Antonia, nacieron y crecieron en Logrosán, pero por cuestión de trabajo se instalaron en L’Hospitalet (Barcelona), donde nacimos mi hermano y yo. Mis abuelos, por parte de madre, Leonardo y Rosa vivieron siempre en Logrosán, pero mis abuelos por parte de padre, Manuel y Carmen, tuvieron que emigrar en los años 60, como otro muchos españoles, a Alemania en busca de mejores oportunidades aunque cuando se jubilaron regresaron al pueblo y esa es la etapa que recuerdo con más cariño.
– Leo, ¿qué hizo que acabaras viviendo en Los Ángeles?
Ya desde mi adolescencia y todavía viviendo en Barcelona empecé a sentir la inquietud de marcharme fuera, al extranjero, aprender inglés y vivir la experiencia de lanzarme a la aventura, vivir solo y lejos de casa. Fue a los 21 años cuando gracias al apoyo que siempre me han dado mis padres, dejé mi trabajo y decidí “tirarme a la piscina” marchándome a Londres sin saber qué me iba a encontrar. Unos meses más tarde, después de empezar a familiarizarme con el Inglés, empecé a contemplar la idea de quedarme más tiempo y ver las posibilidades en un sector que me apasionaba desde pequeño y que ya había ejercido en España, la animación. Fue la animación lo que ha hecho que a día de hoy y después de 15 años todavía siga viviendo en el extranjero, pasando más de seis años en Londres, medio año en Berlín y ahora ya casi nueve años en Los Ángeles.
– Dices que la animación ha sido lo que te ha movido todo este tiempo. ¿Puedes explicarnos un poco más sobre tu trabajo y cómo ha sido la progresión todos estos años fuera de España?
Pues bueno, una vez decidí quedarme en Londres y buscarme la vida en el mundo de la animación, me di cuenta de que esta era una ciudad que daba mucho a cambio si eres alguien perseverante y con inquietudes.
Me pasé unos meses trabajando de camarero para poder pagarme la estancia (para quien no lo sepa Londres es increíblemente cara), además, no sé a cuántas puertas llamé y cuántos kilómetros, o millas en bici me hice hasta que conseguí mi primer trabajo en un pequeño pero notable estudio de animación llamado Uli Meyer. Fue allí donde vi que la industria de la animación era muy potente, y tuve grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional donde aprendí de grandes profesionales y me especialicé en la creación de personajes animados en 3D. Gracias a estas experiencias, que me ayudaron a desarrollar mi portafolio, a mi trabajo en la película “Valiant” y mi paso por Berlín, conseguí, seis años más tarde, un contrato en los estudios Walt Disney en Los Ángeles.
Una cosa era estar en Londres, donde puedes coger el avión y en tan sólo dos horas estar con tu familia y amigos, pero el hecho de cruzar el Atlántico y establecerse en Estados Unidos era algo más serio. Lógicamente tuve mis dudas (mi familia, mis amigos, mi tierra), pero para entonces ya tenía claro a qué quería dedicar mi vida, y las oportunidades no hay que dejarlas escapar. Así es que me mudé a Los Ángeles con la ilusión de trabajar para Disney y, por qué no, ver lo que la ciudad tenía que ofrecer. Fueron cinco años los que pasé en Disney, una experiencia muy bonita que me dio la oportunidad de trabajar con personas que eran leyendas en el mundo de la animación, y aprender de ellas. Mi trabajo consistió básicamente en la creación y desarrollo de personajes, desde el concepto y diseño inicial, hasta la creación de expresiones faciales. Entre otras, trabajé en la película “Bolt”, donde modelé al perro protagonista, también en “Enredados”, donde tuve la suerte de crear completamente a personajes como Flynn Rider o el caballo Maximus, así como también trabajar en Rapunzel . Al terminar “Enredados” y aprovechando su éxito en taquilla recibí la oferta de trabajar para otro gran estudio, Dreamworks, en la película “Cómo Entrenar a tu Dragón 2”. Recuerdo haber disfrutado mucho viendo la primera parte, y no pude resistirme a participar en la segunda siendo mucho más ambiciosa que su predecesora. En esta película realicé a los protagonistas Hipo y Astrid además de los otros chicos que les acompañan.
También tuve la gran suerte de crear los “Alpha Dragons” que son los dos dragones gigantes que aparecen en la película. Para que te hagas una idea del tiempo que lleva hacer este tipo de proyectos, yo empeze a finales del 2010 y no ha sido hasta hace sólo unos días, el pasado 1 de Agosto, que se ha estrenado en España. No obstante mi trabajo concluyó hace dos años que fue entonces cuando decidí dar otro gran salto y crear mi propio proyecto, un estudio independiente, y así poder colaborar con diferentes compañías y además usar parte del gran talento que he ido conociendo estos años. Otra gran razón para dar este paso fue que quería empezar a pasar más y más largas temporadas en España, lo cual me lo ha permitido, y cómo no, poder retomar contacto con Logrosán y estoy feliz de poder decir que así está sucediendo.
– Y tu relación con Logrosán?
El hecho de no haber nacido allí, no implica que no la sienta mi tierra. Desde antes de tener uso de razón ya pasaba largas y asiduas temporadas en Logrosán. Al principio iba con mis padres y hermano, donde viajaba con la ilusión de ver a mis abuelos. Recuerdo con cariño los calurosos días de verano en la finca Ballesteros donde trabajaban mis abuelos Leonardo y Rosa, donde las posibilidades de juego eran infinitas y sólo tenían los límites que la imaginación de un niño pueda poner, jugaba con mi hermano Manolo en el tractor abandonado, las encinas o haciendo carreras temerarias con las bicicletas. También recuerdo las tardes en el río donde nos bañábamos con mis primos y disfrutamos muchísimo más de lo que hoy día pueda hacerlo en cualquier otra playa, ya sea en la Costa Brava o Santa Mónica. Cuando llegue a la adolescencia disfruté Logrosán de una manera muy distinta, tuve la oportunidad de hacer nuevos amigos e incluso vivir todo el ambiente de las peñas como la de los “Kiovas” a la que pertenecía. Desde luego fueron unos años y lugar perfectos para vivir la adolescencia. En general, para mí Logrosán era el lugar donde, sin estar bajo mi techo, podría sentirme en casa.
Recuerdo momentos entrañables como estar sentado, con la espalda apoyada en la pared de la ermita, leyendo mi primer libro sobre gráficos 3D, poco sabía entonces que aquella lectura voraz y absorbente iba a, por una parte ofrecerme tanto en la vida y por otra, alejarme del Logrosán que tanto quería, una de tantas ironías de la vida.
– Qué nos puedes contar sobre Los Ángeles y la zona donde vives, de sus gentes y sus gastronomía. Algunas cosas que te gusten más y menos de vivir allí?
Aquí, en Los Ángeles, la vida es diferente pero tiene cosas muy buenas. El clima es perfecto todo el año (a veces en Navidad vamos en manga corta), y aunque no sea Logrosán tiene fácil acceso a la naturaleza, gran cantidad de parques, montañas y playa. Es un lujo poder hacer surf en verano y esquí en invierno, todo a una hora o menos de casa. A mí, personalmente, lo que más aprecio es vivir justo en la falda de las montañas de Hollywood y Griffith park, donde se puede ir a correr, hacer montañismo e incluso dar paseos en bicicleta, gracias a las numerosas rutas que se pueden encontrar. Por otro lado, en Los Ángeles también puedes disfrutar de muchos eventos y actividades culturales, todo a la medida de lo que más te guste, y eso me parece una gran ventaja. Aunque me gusta la sensación de amplitud que se vive aquí echo de menos la sensación de vivir en una ciudad.
El haber vivido en grandes capitales como Barcelona, Londres o Berlín, hace que a veces añore ese estilo de vida y la sensación de caminar por amplias calles, rodeado de grandes edificios. La forma en que esta ciudad está concebida obliga a que la gente se desplace en coche (el sistema de transporte público es mínimo), y por supuesto no es lo mismo. Además, acostumbrado a vivir en Europa, echo de menos el respirar algo más de Historia, por lo menos a nivel arquitectónico o urbano.
Me gusta la gente de aquí, al contrario de lo que puedan pensar muchas personas, los angelinos tienen mucha cultura geográfica, también de la geografía española, incluso la gran mayoría conocen nuestro país en primera persona.
La diversidad cultural se refleja sobre todo en la comida, gracias al hecho de que durante muchos años hay diferentes culturas muy arraigadas en esta tierra, desde europea, africana y latinoamericana hasta asiática. Una de mis preferidas es la cocina japonesa, y en esta, como en todas, puedes encontrar una gran variedad de estilos, calidad y precio, desde unos cuanto dólares hasta cientos por una cena, al gusto y al bolsillo del consumidor. A parte de la comida japonesa, ha sido aquí donde he conocido la verdadera comida mexicana, gracias también a su gran influencia histórica en el territorio.
La zona donde resido actualmente se llama Los Feliz. A diferencia del típico diseño de la ciudad, donde las distancias son muy grandes, y para ir a tomar un café o ir al super tienes que ir en coche, esta zona es lo más parecido que puedes encontrar a vivir en Europa. Es un vecindario a tan sólo diez minutos de Hollywood, situado en la falda del Griffith Park. Esta es una zona habitada en su mayoría por gente de “la industria”, que es como se denominan a toda las personas que se dedican a trabajar en el mundo del entretenimiento. Sobre todo guionistas, directores y actores. Pasa a formar parte de la rutina diaria el ir a cualquier cafetería o restaurante, y encontrarte a gente trabajando en sus guiones, actores trabajando en sus nuevos papeles, o simplemente dos personas discutiendo cómo producir su próximo proyecto. Sólo de forma anecdótica te contaré que también es muy típico encontrarte actores conocidos, sobre todo en los restaurantes, aunque también en sitios más inesperados como el supermercado de la zona. Aunque no le doy la mayor importancia, he de confesar que todavía me choca un poco ver a algún actor de la serie de TV que esté viendo en ese momento, ya sea Mad Men, Breaking bad o mucha otras.
-Alguna cosa más que te gustaría añadir?
Hasta aquí es la breve historia de mi vida, como ves muy ligada a Logrosán. Me gusta volver de vez en cuando, acompañado de mi portátil, y trabajar allí, rodeado de la magia del que ha sido siempre mi pueblo. Allí puedo trabajar, relajarme e inspirarme y podría decir que algunos de mis personajes tienen raíz en Logrosán.