A pesar de llevar varios años parado, su estado es aceptable según Modesto Cuarto, el relojero que en estos días repara el emblemático reloj del edificio municipal.
Las piezas necesarias para su reparación tiene que ser fabricadas de forma artesanal, pues de fábrica ya no existen. La tecnología de impresoras 3D podría suponer una nueva vida para estas máquinas, pues muchas de las piezas necesarias bajaran enormemente su coste.
Según el mismo relojero, la máquina es de mediados del siglo pasado (posiblemente de 1948) y de fabricante español, de Aranda de Duero, como reza la placa de una de las imágenes. De este fabricante es también obras de la importancia del reloj de la catedral de Burgos.
La esfera original será sustituida en esta reparación. El relojero afirma que no ha podido ser conservada por diversos motivos, lo que supone una lamentable pérdida desde nuestro punto de vista.