El 26 de diciembre a las once de la noche, el criado de la casa untó un poco de aceite al cerrojo para que los dueños no escucharan el chirrido de la puerta.
26 de Diciembre del año 1879, día posterior a Navidad, en Berzocana (Cáceres), amanece frió y
con la resaca de los convites y vianzas de los días anteriores, en la casa un silencio sepulcral a no ser por los sollozos de una niña, pero fuera no se oye nada -¡Don Fulgencio!-, ¡Don Fulgenciooooooo!, llaman desde la puerta pero Don Fulgencio no responde, al empujar la puerta, esta se encuentra abierta, tras dar unos pasos el aire frió denota un matiz metálico a cobre en el ambiente, al echar la vista a una de las habitaciones sobreviene el horror y el espanto, paredes salpicadas de sangre, el cuerpo con cabeza deformada por las contusiones aparece con una mueca esperpento de mirada perdida la cual hace casi irreconcible la figura de quien represento hace escasa horas, por desgracia, no solo esa habitación seria testigo de lo que sucedió la pasada madrugada…
El Crimen de Berzocana representa uno de los mas horrorosos crímenes rurales que siembran «la piel de toro», junto con «Los Galindos» y «Puertohurraco» (también en Extremadura ), se puede apreciar lo brutal del procedimiento en el momento de cometer el crimen, el aislamiento de la escena junto al sentimiento de venganza y poder hacen de estos acontecimientos verdaderos ejercicios de «deuda de sangre» donde el arrepentimiento y la rectificación no tienen cabida para el/los sujetos que los cometen.
Berzocana Real Villa tenía por entonces unas 285 casas, trescientos setenta vecinos que sumaban 2023 personas.
D. Fulgencio Diez según parece fue una gran persona con amigos, tanto con la iglesia como con los político y principales de toda Extremadura.
Francisco Domínguez Cano era frío y calculador, tenía facultades para embaucar a los demás. Con su mujer Tomasa viven en un chozo y llevan con D. Fulgencio 20 años; tienen dos hijos, uno es Primo Antolín Domínguez Serrano casado con Josefa y el otro José Gilberto que vive en casa de los amos de demandadero.
Pertenecía también a la Casa de D. Fulgencio, Antonio Sánchez Monterroso, segundo de los criados y compadre de Francisco, además Sinforiano Cerezo Serradilla que parece buena persona pero sin influencia entre Monterroso y Domínguez.
La mujer de D. Fulgencio era amiga de Marciana, esposa del alcalde, solían rezar vísperas y completas juntas.
Da una comida D. Fulgencio en la que participa el Alcalde, el juez de Logrosán D. Antonio Bardalero y Picó de Trujillo y el Deán de Plasencia D. Marcelino Pérez, D. Gonzalo Esquivias Marqués de la Mina y Conde de Torres Arias… este expone en la comida lo mal que está España, la falta de escrúpulos de los obreros… todos confían en la persona de D. Fulgencio.
Por aquellos entonces se solía contar:
Yo me casé con un viejo
Para beber chocolate
Y ¡válgame Dios del cielo!
Que el molinillo no bate
Ya tenemos una bula
Que comer carne consiente
Así tuviéramos otra
Que mandara que la hubiese.
D. Fulgencio tenía cuatro hijas y un hijo. Trinidad que tenía de novio a Manuel Rodríguez, Providencia que dormía con la pequeña Ana, Consolación y José que tenía la misma edad que José Gilberto, eran amigos.
En la casa además de José Gilberto estaban dos criadas, Petra y otra Petra de apellido Masa que no pernoctaba.
A Finales de noviembre o mediados de diciembre y vendidas las matanzas D. Fulgencio llama a sus criados para llevar los cerdos a Logrosán, acaban la faena y D. Fulgencio les invita a comer diciéndoles que les quiere subir el sueldo, a Francisco dos reales al día por tener bastante familia y a los otros un real diario. Aparentemente no pasa nada.
Pero Francisco cuando se paran muestra su desazón pues pensaban matarle y enterrarle en los matorrales haciéndose con el dinero de la venta, pero el llevar al hijo y volverse con unos amigos impidió su propósito. Francisco les dice a sus compinches que todo será en la casa del amo el día de Navidad.
Monterroso y Cerezo solo quieren matar a D. Fulgencio pero Francisco replica: ¡nos haremos amos! Que la espina cuando nace, la punta lleva delante y anima a los demás para que se echen atrás.
Monterroso no se fía de Francisco y comenta que hubiera sido mejor darle un palo viniendo y haberle enterrado entre los brezos. Francisco dice que será rápido, que Primo Antolín llevará el dinero a Trujillo y que nadie pensará que eran ellos, dice a su hijo José Gilberto que engrase bien los goznes de la puerta pues lo tiene todo bien dispuesto.
Llega la noche, entran Francisco, después Monterroso, Cerezo y Primo Antolín, el pequeño José Gilberto les abre la puerta. Van al dormitorio, Francisco y Monterroso matan a D. Fulgencio y a su esposa Dolores Flores, de allí se van a la hija mayor Trinidad, se oponen Primo Antolín y José Gilberto pero su padre la mata. Monterroso acabó con Providencia sin que se diera cuenta Ana. Francisco mata al hijo y a la criada Petra pero con las prisas no los remataron y vivieron algo sin poder decir nada aunque la criada se quedó con un trozo de la camisa de Francisco. Al llegar la otra criada, Petra Masa, avisa al Párroco asistiendo a los dos heridos y a los demás en cuanto puede.
Los criminales se lavan la sangre en el molino del aceite, en una aceña con dos molares. Cerezo dice que han conseguido los seis mil reales de la venta en la alcoba de los amos y ciento cincuenta del arca en la habitación de Providencia.
Francisco queda con su hijo José Gilberto en que el amo le esperaba a las 7 de la mañana y llega al tiempo que la criada, la otra Petra, notan que no hay ruido; Francisco dice voy a preparar las caballerías y la criada sale descompuesta, entran y se encuentran con la tragedia.
Pronto se entera toda Extremadura, al entierro vienen varios sacerdotes además de sus amigos D. Antonio Bardalero y Picó, el Deán de Plasencia etc. Sus enterramientos están llenos de flores, incluso Plasencia pensó incoar expediente de las hijas para beatificarlas.
El pueblo se levanta desconcertado.
El alcalde dice que deben ser forasteros pero el teniente de Logrosán versado en estos casos dice que son del pueblo.
Al primero que interrogan es al novio de Trinidad, Manuel Rodríguez, el alcalde dice que es imposible; de ahí sale el nombre de Francisco al que llaman y se presenta pero no sacan nada de él. Su hijo Primo Antolín acosado en el interrogatorio dice que fueron Monterroso y Cerezo no su padre. El Teniente ve confianza en que en ese mismo día quede claro el asunto.
El trozo que encontraron en la mano de la criada de Francisco y las mutuas incriminaciones entre ellos le dio al teniente, al ser amigo y familia, lo que necesitaba para aclarar lo que pasó. Al día siguiente se los llevan a la cárcel de Cáceres acusados del asesinato de seis personas y al pequeño por abrirles las puertas. D. Justino Peláez Navarrete lee la sentencia, pausadamente, después de siete meses de cárcel en la que los acusados se quejan de lo mal que está; desmoralizado, lo único que nadie les ha sacado es donde está el dinero.
El pueblo reza todo lo que sabe. La sentencia es morir ahorcados pero ¿dónde?. En la plaza de Berzocana. Ellos piden que sea en Logrosán, pero la sentencia está dictada y culpan a don Antonio Bardalero y Picó que desde Trujillo trabajó su condena.
Quedan en Capilla. Es una Habitación con 4 camas 6 sillas y un retrete separado. Los hermanos Duque les regalan un traje completo y alpargatas nuevas.
El alcaide dice que vendrán a verles la cofradía de Nuestra Señora de la Paz y Caridad, pagan su estancia y manutención en Capilla. También les visitan varios sacerdotes pero no quieren confesarse, Cerezo sí se confesaría pero teme a Francisco y a Monterroso.
Entra en la celda don Primitivo González, Médico de la penitenciaría. Dice Monterroso que le duele todo y el médico le contesta que no tuvieron piedad con el prójimo. Eso es que les acusa la conciencia y no hay medicina que lo cure.
El alcalde recibe al capitán de la Guardia Civil para llevárselos a Berzocana. Saldremos -le dice- a la media noche pues comienzan a formarse corrillos por los alrededores de la cárcel. El alcaide dice: Me parece duro que os los llevéis y muy engorroso. Ya veremos como termina todo.
Si a Berzocana le quito la revancha yo le aseguro que se convertirá en un pueblo ingobernable. Además servirá de escarmiento. De Cáceres cada reo irá en un carro con tres números cada uno para llegar a Trujillo amanecido, allí les meteremos en la cárcel para que desayunen y descansen. De Trujillo a Logrosán lo temo, pero nos esperan los lanceros que vienen de Badajoz. Alcanzaremos Logrosán a las 6 de la tarde del día 15, se les instalará en la Alcaldía, se les dará la cena y pasarán la noche. El que les da la comida dice: Pues Vd. No puede hacerse la idea lo que comen, sobre todo uno que nunca queda ahíto y más que comen estropean. De Logrosán saldremos con la fresca, cada uno irá montado en un burro y separados 10 o 12 m. Con escolta individual de seis guardias civiles y el regimiento de lanceros delante abriendo el camino.
Dice el capitán: A Berzocana hay que llegar a las seis de la tarde del día 16, daremos un rodeo a la plaza y los instalaremos en la Casa de la Inquisición donde estarán custodiados. Me ha comunicado el Teniente de Logrosán que desde ayer la afluencia no cesa, sé a ordenado al Teniente que dé un bando duro para cortar robos y raterías y que a los sospechosos se los registre, no quiero ni una cabritera. Quitando algún caso aislado el pueblo entero ha llevado flores a la tumba de los infortunados amos.
¿Y la familia de los presos? Ayer los condujeron a Logrosán, a Zorita y Guadalupe. El pueblo no los ha molestado. Se ha invitado a 2 regidores del pueblo y el garrote será presidido por D. Antonio Bardalero y Picó que van a recibirle como se recibe al Papa. Acudirá mucha gente de la Curia de Plasencia.
En Berzocana Cirilo Roquete Pérez con sus tres ayudantes llevan 4 días a destajo dando cuerpo a un entramado de tablas y vigas. El esqueleto crece delante de la Audiencia entre el hormigueo de gente ansiosa, el patíbulo adquiere lentamente la tétrica fisonomía.
Cirilo ha contratado la obra en 1850 reales. Junto a la catedral de tablas el ciego Perales entona con voz lúgubre el nuevo y curioso papel en que se cuenta y declara el horrible asesinato que han ejecutado en el pueblo de Berzocana, provincia de Cáceres en la madrugada del 26 de diciembre de 1879 y dice:
El 26 de Diciembre
Ha ocurrido esta desgracia
Que ahora se refiere
En esta famosa plaza
A las 11 de la noche
Un criado de la casa
El tal se llama José
Un poco de aceite untaba
Al cerrojo de la puerta
Para que no barruntaran
Cuando él la puerta abriera
Para que su padre entrara
En compañía de su hermano
Y el aperador de la casa
Y todos cuatro en compaña.
Serian las 11 y media
Entran los cuatro en la casa
Y le entregaron la luz
Al mozo que en ella estaba
Y los 5 marcharon
Hacia donde su amo estaba
Acostado con su esposa
Aquí la pluma se para.
Se respira un aire ácido. Las burdeleras buscan acomodo lejos de las luminarias. La cuerda de presos llega a Berzocana y el pueblo sobrecogido, guarda silencio y solo reacciona cuando cae la tarde y tío Neftalí Santos sale de casa con gruesos manojos de cohetes bajo el brazo.
El llamado Antonio Sánchez Monterroso irá el primero.
Después Sinforiano Cerezo Serradilla.
Después Primo Antolín Domínguez Serrano.
Le seguirá Francisco Domínguez Cano.
Terminada la operación los cuerpos estuvieron en el cadalso 6 horas, hasta que fueron llevados al cementerio y les dijeron una misa de cuerpo presente. El que abrió el cerrojo fue a un centro penitencial de menores y no se le volvió a ver por Berzocana. Lo que nadie supo es donde estaba el dinero.
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