CRÓNICAS: Lecturas del fin de semana.

«Tuve la fortuna…de nacer en Logrosán, Al  Morra (o eso parece, en tiempo de la dominación árabe), por algo nos llaman almorraneros, […] En la Fuente Arriba se encuentra  la casa en la que tuve la suerte de ser parido…»  «… luego llegó la música enlatada «pret a porter» y la gente dejó de cantar en casa y comenzó a bailar sin músicos …»

Por Manuel Palacios

MI BARRIO:

Carteleras

Carteleras del cine (coloreada por J. Gabriel Paz)

Tuve la fortuna, y hasta hace poco no he sido plenamente consciente de su inmensidad, de nacer en Logrosán, Al  Morra (o eso parece, en tiempo de la dominación árabe), por algo nos llaman almorraneros, allá por  la Fuente Arriba, en  casa de mi abuela Catalina y en la cama del dormitorio conyugal de mis padres , casa que compartíamos todos los citados con  Isabel, una señora que murió hace poco en la Residencia;  excelente persona con la que departí  de todo aquello que se podía departir. Tuvo la mala suerte de enviudar muy joven quedándose con dos niñas a su cargo. Siempre estuvo en nuestra casa de asistenta. Dice la gente de ahora que si machismo…, que si feminismo…, que si en aquel tiempo la mujer no trabajaba y se ocupaba de sus labores y en el mundo actual ya no es posible, que si los hombres tienen que ayudar en las tareas de la casa, algo que se cae de cajón sin que haya que explicarlo y el que no quiera ser consciente de ello es porque está ciego o, simplemente, no quiere verlo, …grandísimas lecciones llevo recibidas de tantas  mujeres!!, no somos iguales los hombres y las mujeres, no podemos serlo nunca, pero es que nadie es igual a otra persona, sin embargo los Universos tan distintos que conformamos todos y cada uno  no son ni creo que deban ser nunca motivo para separarnos, o atemorizarnos, qué cosa tan interesante ser todos diferentes y poder aprender de la experiencia ajena!!!, sino para respetar al límite todo lo respetable e intentar cambiar de nosotros mismos lo que nos parezca que está mal.
Siempre se equivocan los que nos enseñan, nos equivocamos los padres con los hijos, los educamos para una sociedad que cambia constantemente y no nos damos cuenta de que muchas veces son atados con ligaduras invisibles  que les impiden volar hasta que ellos sean capaces de liberarse de esas ataduras si de verdad llegan a conseguirlo. Son ataduras los valores equivocados, injustos y normalmente impuestos por cierto estamento que disfruta de ese poder para su propio beneficio, ataduras invisibles que les impiden desarrollarse y expanderse como big bangs que somos todos desde el nacimiento a la tumba. Nuestro particular big bang, el único nuestro. O de otra manera:  nunca ha habido desde el principio de los tiempos nadie como nosotros mismos y nunca va a existir alguien ni medio parecido, el Universo, que es así de bonito!!!!. La base de la convivencia armónica, creo yo,  es la comprensión, el intento de empatizar y el respeto al 100% de la realidad biológica, anímica, psicoemocional y social de todo el mundo que nos rodea, no solamente de las personas, con mucha más razón de los que más cerca tienes .

7228Y, ya que hablo de la señora Isabel, tengo que decir que intenté varias veces ayudarla y es que  yo no entendía por qué ella tenía que limpiar una casa ni por qué tenía que ser la casa de otros , cosa que a mí me parecía «esclavismo», sola ella con alguna ayuda de mi mama Nina mientras mis padres no estaban en casa. Cuando me veía faenando con la sana intención de echar un cable me decía: «deja de hacer eso, que, como sigas barriendo, se te va a caer el pito», en la sociedad de esa época el que los hombres limpiaran no se veía bien porque se identificaba con amaneramiento, en dos palabras: el que limpiaba «era «mariquita» . Ni que decir tiene que yo soltaba inmediatamente la escoba de suave heno atado con una cuerda y me iba a hacer cualquier otra cosa,  siempre he tenido un gran aprecio a mi pito, como todo el mundo, o eso creo, incluso algunas mujeres dicen que es el cerebro de los hombres…y no entro en escabroso tema. Tenemos que pensar que hay niños buenos que toman todo lo que los adultos les dicen como dogmas de fe sin atreverse a criticarlo, porque, como yo pensaba….»si ellos te lo dicen, es porque saben más que tú, ergo  tú tienes que aprender sin cuestionar», y es que cuestionar y preguntar «por qué» ante dogmas….tampoco estaba bien visto, y menos de parte de los niños. Cuando se les terminaban a los mayores los argumentos siempre aparecía un exabrupto. A mi padre nunca se le terminaban, cosa que dio lugar a mi primera frase inteligible: «oooh, papá, o fabe tóóóó!!!!» Y yo era uno de esos niños buenos y bien mandaos. Hasta tal punto me impactó el asunto que nunca más cogí una escoba hasta unos diez años después de casado, todo se andará que aún no toca.
La señora Isabel era la encarnación de la honestidad, de la bondad resignada sin palabra y de la discreción, a tal punto que muchos años después yo acepté que mi padre me culpara a mí por haber cogido dinero cuando yo pensaba que podría haber sido ella (cosa imposible) y en realidad era otra persona la responsable de los hurtos. Nadie que la haya conocido la puede olvidar, creo que ha tenido una larga y feliz vida y yo solamente puedo dar gracias por haberla conocido y seguir aprendiendo de aquella relación.
Una vez le dije que en mi casa nunca barrería nadie de fuera, y debía pensar yo, sin estar muy dispuesto a hacer tareas de la casa,….que para que no se me cayera la colita, oh, infantil persona,  «por mí barrería la mujer con la que me casara» y lo haría porque me querría,  simplemente… para  preservarla de la posible caída, y eso que en aquel tiempo yo no sabía que eso sirviera para algo más interesante que para hacer pipí. No os riais, era un error infantil, pero es que los traumas pesan mucho a edades tempranas, cuidado con lo que se dice delante de los niños que tienen el defecto horrible de crecer y madurar!!!, esa educación machista me convenía, nos convenía a todos los niños …va a ser  que en este país se nace ya  corrupto a causa de una mala educación y los ejemplos que vimos siempre en casa. La señora Isabel me contestó que yo podía hacer lo que quisiera, pero que, si me lo podía permitir, a lo mejor a otra persona en una situación parecida a la suya que lo necesitara le vendría bien ser pagada por limpiar en mi casa. Eso me llegó y no contesté porque no había nada que contestar, era una respuesta sabia. Eran otros tiempos y otra gente, todo ha cambiado demasiado rápidamente.
En la Fuente Arriba se encuentra  la casa en la que tuve la suerte de ser parido, de igual forma que mi madre tuvo la suerte de poder parirme en su propia cama con la única ayuda de una comadrona que solamente llamaba al ‘profesional si se le complicaba la cosa, parece mentira que esto lo escriba un médico en el XXI….y es que entonces muchas mujeres tenían ese lujo inmenso que luego les ha sido arrebatado por la medicina cientista, esa  que trabaja sin saberlo para una industria farmacéutica (que fabrica Aparatos de Diagnóstico  y produce multitud de sustancias varias) más rapiñera que las tropas de Atila, ayudada codo con codo por las sociedades médicas privadas y su  afán de lucro. Todo se andará y al final , como siempre, la gente buena terminará ganando y con ella la Humanidad, al menos eso espero y deseo.
La casa daba a tres calles, preciosa, enhiesta, dominando la plaza, con una gran piedra de molino ante la entrada desde la que arrancaban dos elegantes escalones señoriales, el umbral (lumblal)  de la gran puerta de entrada enmarcada por jambas y toza todo de granito, y dos hojas de madera cerradas con un cerrojo fácilmente practicable desde el exterior cuyo postigo casi siempre estaba abierto, fuera invierno o verano; una puerta de cuento de hadas . Desde sus cinco balcones se veía el inmenso paisaje de todos conocido: la sierra de los Pollares y al fondo la Villuerca. También se veía la casa de mi segunda maestra, que ya era universitaria, la famosa  Pepita Abril, un cielo auténtico y abierto que pasea, y  siga paseando muchos años, su real persona por las calles de vuestro pueblo; una persona entrañable de una familia entrañable, parientes nuestros, familia cercana  de la famosa «madre Inés» a la que no tuve la suerte de conocer, al igual que a mi abuelo Manuel, muerto unos años antes de mi nacimiento.
Pepita tuvo que dejar de estudiar farmacia porque su padre murió. Así que, buscando su puesto en la sociedad, decidió inteligentemente que podía dedicarse a la educación y, con un par de ellos bien puestos, organizó una especie de centro de enseñanza para dar clases de apoyo que llegaban hasta el PREU, que luego fue el COU, y que necesita un capítulo para ella sola: la escuela de la Pepita Abril. Vecinos míos eran la susodicha Pepita, que vivía con su madre, su hermano Pepe, su hermana Antonia y sus hermanas mellizas Inés y Luisa. Vecina a su izquierda era María,de las   «Chaparras» , con su hermana Teresa, muy vieja que fue siempre,  todo el día afanosa cargando leña y acarreando de todo;  pequeña, y muy dura mujer,  imagen viva de una generación a la que las excepcionales condiciones de la España del siglo XX les había robado  un futuro más digno; vivía a diez metros de su hermana María en una casa, chiquinina chiquinina, en la esquina de la calle Delicias con  la de las cruces. María Chaparra ayudaba con la limpieza en la casa de Vicente Sánchez y la señora Brígida, en la misma calle, hermosa casa con huerto incorporado que daba a dos calles, mucho más grande que la nuestra y con un patio precioso. La radio de la Chaparra
cantaba todo el santo día a pleno pulmón sin que su propietaria lo hiciera por protestar ni hacer daño, es que… era así, mi abuela Catalina, mama «Nina», no dejaba de quejarse de  no poder escuchar su novela porque la Chaparra tenía puesto a todo trapo otra emisora. María sirvió en Madrid de joven y había llegado a tener un hijo, pero nació enfermo y murió antes de cumplir meses, muchas veces estuve en su casa; me contaba que cuando yo era pequeño no dejaba de señalarlo todo mientras exclamaba unos «UUUUMMMMMM»DE MANUEL PALACIOS (6) «UUUUUMMMM» interrogantes. En su casita tenía un cuadro de los Reyes con sus hijos, y me decía que uno de ellos había matado a su hermano con una pistola y que nunca se me olvidara, pero que había sido un accidente, era monárquica absoluta. En el piso de arriba tenía  lumbre de leña y era donde hacía la cocina. Se vestía con  una halda de las de aquellos tiempos y cuando le venía la gana se abría de piernas y orinaba en la vía pública, creo que tenía un problema de salud. De todas formas, desde nuestra manera de vivir actual no podemos entender que la relación de los humanos con los excrementos haya podido ser tan natural, aunque en Logrosán sea muy conocida la antigua anécdota de un cura, quiero recordar que fue Don Manuel, que se vió duchado con lo que os podeis imaginar mientras a la vez escuchaba  el conocido grito de guerra de una señora: «Aaaaguaaa vaaaa!!!» , y cuando la buena mujer, que ni siquiera había mirado si pasaba alguien, vió que se lo había echado todo encima al sacerdote salió del interior exclamándose «Ay, Don Manuel, ay, Don Manuel: usted disimule!!!», quería decir «perdóneme usted», pero no le salió correcta la frase . Eran otros tiempos, pero bueno es saberlo, que parece que nos habíamos olvidado de quiénes éramos hace cincuenta años, con los pecados de adolescencia de nuestra democracia sin demócratas.
La María Chaparra y la Teresa Chaparra me querían mucho, la verdad es que me he sentido muy amado, bienvenido y he disfrutado  la infancia más feliz que podía haber tenido exceptuando una apendicitis aguda en el curso de la cual  se me perforó el apéndice ( peritonitis)un domingo por la tarde y me hizo dar el grito más horroroso que podeis imaginar, llegó uno de los mejores médicos que han pasado por Logrosán,  me pinchó, me cogieron entre mi tía Josefa Sánchez y mi madre, me metieron en un taxi en el que el ya citado Don Tomás ocupó el asiento delantero y me llevaron a Cáceres. Antes de llegar a  Trujillo me invadió una sensación diferente, ya nada me dolía, incluso me encontraba feliz y contento, diríase que en el paraíso terrenal; llevaba una semana entera sufriendo. La sensación de estar en el Edén vino de una sustancia que identifiqué cuando hice mis estudios de Medicina: «morfina». Si no la necesitais no la useis, yo aún la recuerdo y tenía cinco años. No es bueno provocar a los espíritus , corres el peligro de que si tú faltas al respeto al espíritu de  una sustancia, el espíritu de esa sustancia te falte al respeto a tí, y entonces….»aviao estás».
Unos días después de volver de Cáceres y ya recuperado, al llegar a casa y preguntar por mis cuentos, que no paraba de leer y no aparecían por ningún sitio me enteré de que mi padre, Don Benigno, me los había quemado todos diciendo que en su casa nunca entraría un «cuento», se refería a los cómics y a los libros con imágenes. Me quedé sin aliento, no era posible que me pasara eso, no lo entendí. Empecé a esconder libros que me prestaban si tenían imágenes para que él no lo viera, parece mentira que una persona tan libre y liberal tomara una decisión así de drástica, lo puedo explicar, pero es difícil. Resultado?: tuve que empezar a leer libros  con bastante más texto que ilustraciones, así descubrí la Ilíada (en versión original y sin «santos») y la Odisea, acompañados de Miguel Strogoff y los Julio Verne , las aventuras de Tom Sawyer,  y los Caballeros Teutones, cuyo querido libro presté a Mayte Piñas y no he vuelto a ver. Creo que sigue siendo un buen regalo para ella, a la que tanto aprecio. Todo eso lo leí, releí y releí no sé cuántas veces desde los siete años. Ahora comprendo bien, pero para mí fue un trauma parecido a no entender por qué no podíamos tener televisión en casa cuando todo el mundo la tenía. Otro resultado positivo: salía de mi casa al exterior, iba a casa de mi abuela Josefa  o a casa de mi vecina Josefa, ahora Ana Morano a ver la antena infantil, Locomotoro, el tío Aquiles, el capitán Tan, los hermanos Malasombra y Valentina, dulce y fina como una mandarina (o sardina?) a comer de merienda un trozo de pan con mantequilla y azúcar que nos daba la Consuelino Calles, a casa de los padres de mi vecino y amigo Alfonso Cantalejo , una de las mejores personas que conozco y que se merece algo mucho más extenso o a casa de mis primos, a los que tanto quiero. Los primos seguimos teniendo muy buena relación todos, los míos eran Juan Gómez, al que siempre llamamos Güili porque los Peñas le dijeron una vez que escribiera el nombre de la marca de su jeep «Willie» y él escribió «Guili», y mi prima Mari Pina, por la parte Palacios, y por la Loro mis primas Toñi y Josefina.
La noche que nació mi prima Josefina dormimos (eso de dormir es un decir) mi prima Toñi y yo juntos en la cama de mama Nina, pero había una tormenta brutal, se fue la luz y empezamos a llorar. Mi padre leía en el salón a la luz de una vela y allí no había ninguna madre o mujer, creo que vino una vez e intentó tranquilizarnos, pero el llanto arreció, era como un circuito de retroalimentación (feed back) positivo, cuanto más llorábamos más queríamos llorar, aquello iba in crescendo, y mi padre, que no se amedrentaba por nada, decidió irse a leer y dejarnos desvalidos y a oscuras. De vez en cuando se le oía decir…»cuando termineis de llorar os voy a medir la boca». Al día siguiente fuimos a ver la preciosa niña que le había traído la cigüeña a mi tía Sánchez y su marido, mi tío Alfonso. Ya había venido la luz y todo volvió a la normalidad.
Así, poco a poco incrementé mi radio autónomo de acción. Y es que los niños vivíamos en la puñetera calle. Yo iba en los primeros años acompañado de una niñera, la Juani, hija de la tía María de la Cancha, otra familia entrañable. Maruja antes de ser mamá de Marisa, Pedro y Miguel, el Zapa, estaba saliendo con Miguel Gallardo, y a éste le gustaba mucho el cante…supongo que el cante de cualquier tipo, pero se decantó por el flamenco. Desde pequeño me han pedido que lea para la gente que no sabía leer  y que cante. Sin ir más lejos a mi añorado tío Alfonso le canté cientos de  veces la de «ese toro enamorao de la luna», y luego «el tamborilero», y luego «libre» de Nino Bravo; el guarda de la Villalba también me lo pedía, yo creo  que estoy leyendo y cantando desde que tengo uso de razón, porque mi padre leía sin parar, pero cantaba y silbaba mucho sobre todo música clásica, andaba y 24cf[1]cantaba, y mi madre también («Ay, canastos», «por el camino verde»…), en el laboratorio de prótesis de mi padre a veces él y sus ayudantes se encontraban trabajando y cantando a la vez , y muchas veces eran cosas completamente diferentes, y se mezclaban los Beatles con Beethoven o Mama´s & Papa´s con Tchaikowsky, luego llegó la música enlatada «pret a porter» y la gente dejó de cantar en casa y comenzó a bailar sin músicos; a mi padre le oí quejarse muchas veces cuando Tomás puso su famosa discoteca encima del bar  «la Serenga» de que su familia, cuando daban baile en el Círculo, intentó muchas veces que la gente lo hiciera con arte enlatado  para poder ahorrarse los músicos, y bastaba que pusieran un disco para que todo el mundo se sentase; para bailar la gente necesitaba ver a los músicos del cha cha pún, con el famoso ciego, al que nunca conocí, a la cabeza. Añado una interpretación…sería la gente de aquel tiempo más solidaria por naturaleza???, esto me lo han contado.
Al bar del círculo iba yo por la tarde, sin ir más lejos, a ver los dibujos animados de la Hanna Barbera´s y luego me volvía a mi reino en la Fuente Arriba. Dormí con mi abuela querida hasta bien pasados los seis años y luego me mudaron a la habitación estudio.
Enfrente vivía la señora Encarna, que tenía una nieta: la «Ani» un poco más pequeña que yo; siempre andábamos juntos, le gustaba provocar cogiendo los embudillos y llevándoselos a la boca, para que yo le dijera…suelta eso, que es veneno!!!. Ya ves tú, yo lo sabía toooo!!!! porque mi papá lo sabía tooooo!!!!. El mejor amigo que tuve en esa época fue Tomás el de la portuguesa, tenía una sensibilidad parecida a la mía, éramos profundamente antiviolentos, a mi siempre me han cascao por todos lados, que conservo todas las cicatrices y yo nunca me he metido con nadie, nos acorrralaba y pegaba a los dos  juntos su hermano Alonso con una vareta, mente a ras del suelo y más «reptiliana», y eso siendo más pequeño que cualquiera de nosotros dos;  y yo juro que no entendía…le das tu la galleta, que eres su hermano, tío???, pues no se la daba, que, sin ir más lejos, no sabía, y yo, que tampoco sabía, no se la iba a dar sin ser de la familia, además, caray!!!.

8 comentarios to “CRÓNICAS: Lecturas del fin de semana.”

  1. Compartí clases de matematicas fisica y quimica con «Pitagorin» ¿lo recuerdas manolo? eras un fenomeno .

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  2. Manolo eres un artista pero bastante pesadito.escribe tus memorias y te haras famoso.

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    • macho, estoy de acuerdo en que soy un poco pesadito, lo avisé antes del primero, pero me han solicitado, unas cuantas veces…así que pesadito o ligero aquí está lo que ando pariendo, el que quiera que lo lea, el que quiera que critique, todo el mundo es libre de hacerlo. Gracias por tu apreciación, pero yo ya lo sabía, pesadito es poco, seguramente es un plomo, pero resulta que es mi plomo y yo …voy a seguir escribiendo, fíjate qué bien…y qué bueno, hermano!!!

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  3. Es maravilloso que alguien tan inteligente nos regale su arte en pequeñas dosis. Gracias a Manuel Palacios esta página es un poco mejor entre tanto chismorreo, tanta noticia de paisano con problemas con la justicia y tanto teje maneje de la clase política logrosana. Muchas felicidades a Manuel y mil gracias por escribir aquí

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    • POR QUE SABES QUE SE ESCRIBE SOBRE ESO ?? POR QUE COMO TODO EL MUNDO LO LEES Y TE GUSTA,,,

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      • No soy muy inteligente, pero a leer los titulares de las noticias llego, y sí, a veces (que no siempre) las leo, ¿y eso quiere decirl que me gusta lo que leo? En absoluto, más bien todo lo contrario, no me gusta leer una y otra vez lo mismo. No obstante, el morbo vende, ahí tienes la razón.

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        • pues lo que se dice morbo, morbo…creo que no va a haber mucho, hay recuerdos, el morbo solamente existe en la percepción que cada cual tiene acerca de la existencia que le ha tocado vivir. Soy persona, no demagogo, cuando escribo intento trasladar las sensaciones vitales y recuerdos de un niño…morbo de un niño???, creo que existe una interpretación errónea. Manolín expone, no saca ninguna conclusión. Manuel Palacios redacta, y a veces interpreta como interpreta, le pese a quien le pese. Si quereis morbo…leed «las tres hijas de su madre», «Toinon» o «Pybrac», o, mejor, las obras completas de Pierre Louÿs…(preferiblemente en francés) o l»las once mil vergas», de Apollinaire y un largo etcétera…
          Y relativo a lo de que el morbo vende, claro que vende, y la culpa la tienen los censores del morbo, como siempre…yo no vendo nada, solamente expreso mis desteñidos recuerdos. Y espero que os aprovechen a todos, porque todos somos necesarios en el gran teatro de la vida, y tú eliges si quieres pertenecer a los buenos o a los malos. Como decía Mae West: «cuando soy buena soy buena, cuando soy mala soy mucho mejor». No busqueis al adulto, aún no comenzó a escribir…pero, seguramente lo hará, no tenteis al diablo. Todos lo llevamos dentro….y también a un filósofo, y también a un santo. Tú eliges, eres libre para vivir tu propia vida, la única que puedes vivir por tí mismo….y no te da vértigo, a que no!!!!

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  4. «muelas» que autentico eres!!! me encanto leerte..

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