Es uno de los artículos, que quizás, me haya costado más escribir, en su desarrollo. Seguramente deduciréis el por qué.
Decía D. Miguel de Unamuno: “Me duele España”, a mí como extremeña “Me duele Extremadura”.
Nací en el año mil novecientos cincuenta y nueve, en una dictadura. Voy a obviar lo transmitido por bisabuelos, abuelos y padres. Una guerra y una posguerra, con sus consecuencias, enfrentados españoles contra españoles, hermanos contra hermanos.
Extremadura es una tierra de agricultores y ganaderos, tierra de latifundios, entonces, en manos de grandes terratenientes, una sociedad clasista.
Son muchos los recuerdos que vienen a mi cabeza de los años sesenta, situaciones que se reflejan perfectamente en la novela de D. Miguel Delibes: “Los Santos Inocentes”, ambientada en esos mismos años en nuestra tierra extremeña: Una familia de campesinos, extremeños, trabajando bajo las órdenes de los señores de un cortijo. Aceptan con resignación, todo tipo de humillaciones, ya que asumen con normalidad su condición de seres inferiores.
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