Es uno de los artículos, que quizás, me haya costado más escribir, en su desarrollo. Seguramente deduciréis el por qué.
Decía D. Miguel de Unamuno: “Me duele España”, a mí como extremeña “Me duele Extremadura”.
Nací en el año mil novecientos cincuenta y nueve, en una dictadura. Voy a obviar lo transmitido por bisabuelos, abuelos y padres. Una guerra y una posguerra, con sus consecuencias, enfrentados españoles contra españoles, hermanos contra hermanos.
Extremadura es una tierra de agricultores y ganaderos, tierra de latifundios, entonces, en manos de grandes terratenientes, una sociedad clasista.
Son muchos los recuerdos que vienen a mi cabeza de los años sesenta, situaciones que se reflejan perfectamente en la novela de D. Miguel Delibes: “Los Santos Inocentes”, ambientada en esos mismos años en nuestra tierra extremeña: Una familia de campesinos, extremeños, trabajando bajo las órdenes de los señores de un cortijo. Aceptan con resignación, todo tipo de humillaciones, ya que asumen con normalidad su condición de seres inferiores.
Decenas y decenas de trabajadores de sol a sol, por un salario de miseria, que no cubría sus necesidades fundamentales, los hijos desde pequeños trabajando, cuidando ganado, de siete u ocho años; hijas sirviendo en casas de los que se creían más pudientes, cuya retribución en la mayoría de los casos era la alimentación. Un peso que se quitaba a las familias.
Extremeños doblando el lomo, y la cabeza…trabajadores como nadie.
Una sociedad clasista donde los “ricos” eran los amos y los “pobres” los servidores, los de la letra escarlata.
Existían bailes para ricos y para pobres…en los primeros, las señoras con sus mejores galas, sus buenos mantones y collares de perlas…las DAMAS pobres con su vestidito de los domingos y su pañuelo de paño sobre sus hombros, guapas como soles, las perlas eran ellas.
Reconozco que esa situación era asumida por todos, incluso por mí, de una forma natural. Hasta en la Iglesia, en la casa de Dios, la de todos… los primeros bancos estaban siempre reservados para los mismos. Nunca me sentí inferior, jamás…
Creo que tendría unos diecisiete o dieciocho años. Me encontraba en un bar, en una mesa, con unas amigas…estaba todo ocupado, una pareja a nuestro lado con dos hijos…entró el “ señorito” miró a un lado y a otro, no tenía mesa…de pronto, veo que el señor que estaba sentado con su familia a nuestro lado, levantó a su familia, llamó la atención del patrón y le dijo: siéntese aquí señorito… no me dio vergüenza su actitud, sino del que se sentó…soberbio y sin dar las gracias…ese momento bastó…algo se removió dentro de mí, algo que ni yo misma sabía que tenía: Rebeldía.
En ese mismo momento supe que jamás agacharía la cabeza, que mi condición no era la de la resignación, que podrían pisarme, pero no callaría…
Así lo hice, en mi época de estudios superiores en Madrid, en plena transición y en momentos muy convulsos, me sumé a cualquier lucha, estudiantil, obrera…allí donde había una injusticia, estuve yo.
Esto me recuerda a nuestro gran poeta: Luis Chamizo y su poema “La NACENCIA” cuando dice:
Icen que la nacencia es una cosa
Que miran los señores en el pueblo;
Pos pa mí que mi hijo
La tié mejor que ellos,
Que Dios jizo en persona con mi Juana
De comadre y de méico.
Asina que nació besó la tierra,
Que agradecía, se pegó a su cuerpo;
Y jue la mesma luna
quién le pegó aquel beso…
¡ Qué saben d´estas cosas
Los señores aquellos.
Extremadura pueblo emigrante a una vida mejor, como refleja en su canción “Soy”, nuestro gran poeta y cantautor Luis Pastor, paisano de Berzocana.
Emigrantes dentro de España y en el extranjero, que donde quiera que han puesto sus manos y sus pies ha sido para dar gloria a la tierra que los vio nacer.
Yo misma soy una emigrante con mi familia, a un mundo mejor, Madrid es España en pequeño…la ciudad más acogedora que conozco, nadie te pregunta de dónde vienes…pero en mi piel se pegó la tierra extremeña en mi “nacencia”, por mis venas nos corre sangre roja, mucho menos azul, corre la savia de los olivos, de las encinas, de la jara, la mimosa, el tomillo y el romero. Soy extremeña de la Comarca de las VILLUERCAS, IBORES JARA… y mi corazón tiene tres colores: El VERDE, EL BLANCO Y EL NEGRO.
Hoy mis padres son grandes terratenientes extremeños, sus fincas son sus tres hijos, una profesora, un abogado y un médico…que saben de dónde vienen…y no olvidan donde tienen sus raíces. Gracias querido padre, tu esfuerzo lo logró, gracias querida madre…tu sueño se cumplió… hacernos libres a través del saber… algo que no tiene precio…pero mucho valor..
Hoy somos los nuevos extremeños, los que miramos de frente… de igual a igual… los que no agacharán la cabeza…y los que pensamos que a todos los extremeños nos une el amor a nuestra tierra: EXTREMADURA, cada uno desde su lugar, desde su puesto, TODOS IGUALES.
Aprovecho este escrito para dirigirme al Sr. Presidente de Extremadura,
- Guillermo Fernández Vara.
Sr. Presidente:
Me dirijo a usted, con el máximo respeto… soy extremeña… por los cuatro costados… llevo mi tierra donde quiera que voy, pegada a la suela de mis zapatos.
Somos ambos de una tierra hermosa, cuyos hombres y mujeres han engrandecido a lo largo de la historia. Tierra de conquistadores, de grandes poetas, escritores, pintores… en todas las artes, gente humilde y sencilla que ha dejado huella donde ha pisado.
¿No cree usted que merecemos ser algo más que una comunidad de segunda? No quiero, no pido nada que no nos pertenezca por derecho.
¿Existe Extremadura?, somos los olvidados, los despojados, ¿españoles de segunda?, yo quiero jugar en primera división…de igual a igual.
No le pido más responsabilidad a usted que me puedo exigir yo misma y a todos los extremeños, todos juntos, alzando la voz: AQUÍ ESTAMOS, EXISTIMOS.
Llevamos semanas viendo como arden locomotoras, descarrilan trenes, se quedan sin combustible, dejan tirado al pasaje en medio del campo.
Tenemos un sistema ferroviario del S. XIX, y esto se ha consentido hasta ahora, ¿el AVE a quién le interesa?, queremos trenes convencionales con todas las garantías para los ciudadanos, no para llenar los bolsillos de los que gestionan la alta velocidad, demostrándose que son deficitarios.
El Ruta de la Plata dejó incomunicada la vía ferroviaria a varias comunidades.
Lucharemos todos, pero yo le pido como Presidente de Extremadura, que nos represente y exija lo que merecemos…los extremeños no mendigamos, pedimos JUSTICIA.
Gracias.
Para terminar, voy a hacerlo con el estribillo de la canción de Luis Pastor, citada anteriormente, en mi caso sustituyo el nombre de su pueblo, Berzocana, por el mío, Logrosán…sé que no le importará…con el respeto que me merece…
Soy lo que fuimos ayer,
Soy lo que está por venir,
Soy un deseo de ternura,
Un canto de cuna,
Soy parte de ti.
Un marinero sin mar,
Una extremeña en Madrid,
Un árbol de Logrosán,
La flor de jara
De tu jardín.
Madrid, 22 de Octubre del 2018.
M.C.