¿Por qué las pateras y cayucos no van a Gibraltar en vez de Algeciras?
Detrás de todos estos movimientos migratorios hay muchísimos intereses, más de los que imaginamos.
En el siglo IV de nuestra era, los visigodos, pueblo bárbaro ( bárbaro para los griegos significaba todo aquel que no era griego y que al hablar parecía decir bar-bar) procedente del Cáucaso, pidió permiso al emperador romano oriental para cruzar el Danubio. El emperador se lo concedió a cambio de proteger la frontera contra otras invasiones. Pero la paz duró poco. Se desató una hambruna y los romanos se negaron a socorrerles, por lo que los visigodos comenzaron a saquear para obtener comida. El emperador envió un ejército para sofocar la sublevación, pero los barbaros habían estudiado las debilidades de las debilitadas legiones romanas y en el año 378 d.c. derrotaron a los romanos en la batalla de Adrianopolis, donde murió el emperador Valente. Aquello significó el principio del fin del Imperio Romano.
En febrero del 2014 d.c. en una semana cientos de inmigrantes procedentes de Malí, Senegal, República Centroafricana etc, saltaron la valla que divide la frontera de España y Marruecos y tras enfrentarse con la Guardia Civil que la defendía, entraron en España, lo que significaba que entraban en la Unión Europea y ya no podrían ser expulsados. Otros miles lo habían conseguido con anterioridad, ya fuese saltando la valla mencionada, en cayuco, patera o incluso nadando. Pensar que todo eso es casual, es pecar de ingenuidad.
Independientemente de las ideas políticas de cada uno de los lectores, existe un hecho claramente objetivo: España está siendo “invadida” por personas que jamás lograran alcanzar la legalidad, que tendrán acceso a nuestra sanidad pública, a nuestras ayudas sociales y que saben que aquí no morirán de hambre, pero ¿a quién le interesa esta situación insostenible? ¿Por qué vienen a España desde el África subsahariana (un eufemismo políticamente correcto para denominar lo que antiguamente se llamaba el África negra)?
Intentaremos analizarlo sin pasión ya que detrás de todos estos movimientos migratorios hay muchísimos intereses, más de los que imaginamos.
Para comenzar, una pregunta que nadie se hace ¿si ya están en suelo marroquí porque no se quedan allí acogidos como nosotros lo hacemos? ¿Por qué las pateras y cayucos no iban a Gibraltar en vez de Algeciras? Y es ahí donde comienzan las verdaderas causas de lo que está ocurriendo.
Para empezar, Marruecos no les da de comer, no les ofrece sanidad, más bien hacen que se escondan en el monte Gurugú o en los bosques adyacentes a Ceuta. Evidentemente, la desesperación entre esta gente aumenta e intentan de todas las maneras posibles pasar a Europa. Marruecos maneja muy bien la situación: primero introdujo en España cientos de miles de sus súbditos (la colonia marroquí es muy numerosa) introduciendo a la par una quinta columna que ya se hizo notar el 11-m con los atentados de Madrid. Cuando España pagó cantidades ingentes de dinero para acabar con esta inmigración, propició la llegada de cayucos con gentes procedentes del África subsahariana. Cuando España pagó de nuevo, dejaron de venir. Pero ahora la apuesta es mucho más grande. España, país débil y ninguneado en la UE, no es capaz de defender las fronteras (que por ende son también las de Francia, Alemania…) y esto es precisamente lo que busca Marruecos a mi entender: un aldabonazo en Bruselas: si Ceuta y Melilla fuesen mías, no tendrían este problema, nosotros lo controlaríamos ¿Van entendiendo ustedes?
Esa es la meta, quizás la principal. Pero hay más. La gran mayoría de estos inmigrantes es de religión mahometana. Muchos de ellos son pacíficos e intentaran labrarse un futuro (muy difícil en un país con una deuda galopante y donde no se cubrirán los puestos de trabajo de los jubilados), pero otros no tendrán otro remedio que delinquir. Además, con el tiempo (no pasando mucho) la población musulmana alcanzará un porcentaje muy alto de la población. Podrán votar y elegir concejales y diputados. A la vez impondrán sus costumbres (como ya va ocurriendo en Francia) y entonces ¿desaparecerá nuestra cultura, tan despreciada por una gran parte de nuestra población?
Continuara.