Seguimos publicando las canciones recogidas por María Pérez Aranda a la que agradecemos enormemente su colaboración. Se trata de canciones que ella aprendió en su infancia logrosana de su padre (natural de Alcollarín), de su madre (de Herguijuela), de su abuela (de Aldeacentenera) y de doña Leonor en la escuela (seguramente alguna lectora recuerde estas últimas también).
Empezamos esta antología recogiendo aquellas canciones que comparten un motivo común: el de la mujer morena. Se trata de uno de los tipos más repetidos dentro de la lírica popular junto a otros como el de la malcasada. De este modo, la mujer morena es el ideal de belleza en la poesía popular aunque a veces la propia morenez se convierte en motivo de queja o de reivindicación de la mujer, que defiende así su peculiar hermosura.
Respecto al origen del tipo, para muchos autores puede tener un origen bíblico proveniente del “Nigra sum, sed formosa[1]” del Cantar de los Cantares. Podría tratarse también de la influencia del motivo provenzal de la “dama rubia”, ya sea por adaptación de este o por rebelión ante él. Finalmente, también se ha señalado un posible origen en la lírica musulmana que no resulta extraño ya que en la época cohabitaban en la Península cristianos, judíos y musulmanes con las lógicas relaciones comerciales e interculturales entre ellos.
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