En este artículo, me centraré más en el dolor emocional, psicológico, aunque el físico puede desestabilizar la psique véase: estado de ánimo, relaciones sociales, ansiedad, miedo…etc.
Si retrocedemos a principios del siglo XX, época de nuestros abuelos y padres, el concepto del dolor tenía mucho que ver, con una sociedad donde la Iglesia tenía el poder de la sugestión e incluso la manipulación.
A nivel personal: ¿Dios mío qué he hecho yo para merecer esto? ¿en qué te he faltado?…
En definitiva, sentimientos de culpa…de haber pecado. Estos sentimientos se daban principalmente en estratos sociales bajos, los más pudientes, se alejaban de ese sentimiento a través de pago de bulas, gracias o privilegios que les eximían de esas cargas.
La Iglesia a través de dádivas, donaciones…aceptaba en su seno a seres indeseables y corruptos, que ya tenían ganado el cielo por su generosidad, mirando a otro lado en los casos de abuso de poder…y a los derechos de pernada.
A nivel de la institución, desde los púlpitos, se justificaba el dolor y el sufrimiento como un acto de salvación de esas almas que deambulaban por el purgatorio, se apelaba a la resignación cristiana, era la cruz que tenías que llevar…por los demás, como Jesucristo llevó la suya. Dios mandaba esas pruebas, como tal había que aceptarlas.
Hoy día, social y culturalmente, las cosas han cambiado, la Iglesia ha perdido en este campo influencia, hay psiquiatras y psicólogos, cada uno desde su campo, farmacológico y terapéutico, son los encargados de gestionar ese dolor psicológico, como dicen algunos: dolores del alma.
La sociedad se ha vuelto hedonista, el sufrimiento no tiene lugar ni se contempla, es vivir el momento (Carpe Diem), el aquí y el ahora, esto nos lleva al egoísmo, a buscar nuestro bienestar olvidando a los que nos rodean…
Cuando un hedonista pasa por un dolor personal o familiar inesperado, no sabe qué hacer, nadie le ha enseñado a enfrentarlo, aquí ya no hay cruces de salvación, ni pastillitas verdes y azules que nos lleven directamente a la felicidad.
Ahora nos enfrentamos a una realidad inherente al ser humano, a la vida: EL SUFRIMIENTO…no todo es felicidad.
La resiliencia no existe porque es la capacidad de superar circunstancias traumáticas de tu vida: muertes, accidentes, sufrimientos inesperados e incomprensibles y si no tenemos esa capacidad, la ayuda de un profesional es la que nos pondrá en el camino de la superación…
Estos profesionales no se ocupan de lo que llamamos a menudo “locos”, sino de todos, porque nadie nos ha enseñado cómo gestionar estas situaciones, carecemos de INTELIGENCIA EMOCIONAL.
En esta época que nos ha tocado vivir, carente de valores, donde prima el yo, el aquí y el ahora, el tanto tengo tanto valgo, el desprecio a comportamientos éticos básicos, empatía, asertividad…
¿Cómo enfrentamos nuestro dolor y el de los demás?: ¿huyendo? ¿con miedo y frustración? ¿con rabia, con desafecto?, y en el caso de los demás: ¿acercamiento, empatizando (aunque cueste ponerse en el lugar, si no has pasado por lo mismo)? ¿escucha activa? ¿compromiso, amor, fortaleza, confianza? ¿tratando de entender por qué ocurren ciertas cosas y cómo afectan?, indudablemente poniéndote del lado del que sufre y a disposición de los profesionales que llevan los casos, tratando de ayudar aportando…no huyendo…enfrentando.
Según estadísticas, casi el 70% de la población mundial , pasa en algún momento de su vida por un proceso ansioso-depresivo, ¿ son culpables, cobardes, no saben enfrentarse al dolor? ¿ no lo superan porque no ponen nada de su parte? ¿ qué hacemos? ¿ ponernos en su lugar?…imposible, pero sí ponernos a su lado.
Hay procesos endógenos, nacen en el interior, otros exógenos, debido a causas externas.
Acudimos cada día a noticias de maltrato a mujeres, ancianos, niños, vulnerando sus derechos y sus cuerpos… en el caso de mujeres y niños llegando incluso al ASESINATO…y en de nuestros mayores al abandono más absoluto.
Hemos llegado a normalizar estas situaciones, incluso revictimizando a las víctimas…¡ algo habrán hecho¡.
¿ Y las violaciones individuales, grupales…? ¿ cómo actúan los jueces? algunos incluso, riéndose e insultando a la víctima, donde la propia mujer tiene que demostrar que es la víctima, no el verdugo, la consentidora.
La mujer, siempre tiene que decir NOOOO, si no lo dice es sí. Es la misma policía la que te recomienda que no te resistas, los jueces piensan otra cosa.
Las consecuencias de estos hechos, suele llevar a depresiones graves y tratamientos psicológicos de por vida…si pueden pagarlo.
No olvidemos los casos de pederastia, callados años y años, por vergüenza, cuyo dolor han ido arrastrando toda una vida…algunos jamás lo superaran, otros con la vida ya rehecha, han podido denunciarlo y sacarlo a la luz.
Siempre ha habido niños que eran el foco de todas las burlas, de agresiones…pero hemos llegado a una situación en la que algunos de ellos han optado por el suicidio, como única forma de acabar con el sufrimiento, sin pedir ayuda, sin hacer caso cuando se ha pedido, como si ciertas actitudes fueran normales.
Familias y familias desahuciadas, sin hogar…jóvenes preparados y explotados,sin poder hacer una vida independiente. Padres de familia mendigando pan para sus hijos, salarios de miseria, seres humanos con sus vidas rotas…LLENOS DE DOLOR…SOLOS…ABANDONADOS POR LA SOCIEDAD.
SI MIRAMOS A OTRO LADO, SOMOS CÓMPLICES. NO HUYAMOS DEL DOLOR PERSONAL, NI DEL DE LOS DEMÁS.
PIDAMOS AYUDA SI LA NECESITAMOS Y PONGÁMONOS DEL LADO DEL QUE SUFRE, SIEMPRE, EL DOLOR PUEDE PALIARSE, CURARSE…ES TAN HERMOSO VER CÓMO CRECEN LAS PLANTAS QUE CREÍAS PERDIDAS, PERO NUNCA DEJASTE DE REGARLAS.
VOLVER A SONREIR JUNTOS, VOLVER A VIVIR… MERECE LA PENA.
COMPARTAMOS EL DOLOR…NO NOS HACE DÉBILES, NOS FORTALECE.
Madrid 29 de Noviembre del 2018.
M.C.
Debe estar conectado para enviar un comentario.